«Declara tu independencia de la gasolina. ¡Monta en bici!».
El revolucionario letrero, montado sobre una extravagante bicicleta, da la bienvenida a un enorme almacén de techos altos. El local está plagado de bicis: oxidadas, relucientes, desmontadas, colgadas sobre la pared a modo de decoración, o boca abajo esperando a que alguien las repare. En medio de las herramientas y los tubos neumáticos también hay sitio para un ancho sofá, un piano con varias partituras y una pequeña encimera con café, galletas y cereales. En un plato de colores colgado sobre la pared se puede leer ‘Mi casa es tu casa’.