01 de marzo, 2018 |
Arte, Viajes
La red de metro de Nueva York nació hace 112 años. Sus estaciones y túneles en forma de ramificaciones expansivas llevan más de un siglo dando cuerpo a capas subterráneas con las que moverse por la ciudad. Algunas no han dejado de funcionar y son lugar de paso obligado a diario para cientos de pies apresurados. Otras, en cambio, fueron relegadas a un segundo plano y cayeron en el olvido de una ciudad que, con el paso de los años, se interesó por recuperar alguna de ellas.
El mapa 10 secret subway tunnels in New York City, creado por la web Curbed New York, muestra la ubicación de una decena de los más emblemáticos túneles y estaciones abandonados de la ciudad. Lo son por el uso que tuvieron en su día, por la segunda vida que se les ha dado o por el hito que marcaron con su nacimiento.
Repartidos entre Brooklyn y Manhattan, entre los enclaves que aparecen en el mapa se encuentran túneles reconvertidos en murales de grafiti o galerías de arte, estaciones que acogieron fiestas o puntos de la red de metro que batieron récords.
Algunos de ellos pueden visitarse. Es el caso de Track 61, una estación situada bajo el Waldorf-Astoria que permitía a los clientes llegar directamente hasta el hotel utilizando vagones privados. Una vez bajaban del tren podían coger un ascensor, también privado, para acceder al edificio. Franklin D. Roosevelt o Andy Warhol fueron algunos de los clientes que en su día no dudaron en beneficiarse de este servicio. En la estación Grand Central se organizan tours para conocer sus bambalinas que incluyen el paso por este túnel.
Otra opción es visitar la primera estación de metro de Nueva York. City Hall Station abrió al público en 1904. Formaba parte del Interborough Rapid Transit (IRT) y estuvo en funcionamiento hasta 1945, cuando comenzó a usarse la Brooklyn Bridge Station. Los socios del New York Transit Museum pueden recorrerla.
El túnel de metro más antiguo del mundo también está representado en este mapa. Se trata del Atlantic Avenue Tunnel, que en 2010 entro en el Libro Guinness de los Récords. Se construyó en 1844 para mejorar el tráfico y fue sellado en 1861, hasta que un vecino de Brooklyn lo redescubrió en 1981. No se pueden realizar visitas, pero sí que se pueden apreciar partes de su estructura en el bar Le Boudoir, en el que zonas del túnel se han incorporado al baño.